La muerte no es nada.
No he hecho más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo y tú sigues siendo tú.
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne ni triste.
Sigue riendo con lo que nos hacía reír juntos.
Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue.
Sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
No he hecho más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo y tú sigues siendo tú.
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne ni triste.
Sigue riendo con lo que nos hacía reír juntos.
Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue.
Sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La vida sigue significando lo que siempre significó.
La vida es lo que siempre fue, el hilo no se ha cortado.
¿Por qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?
¿Sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos, sólo a la vuelta del camino…
Lo ves, todo está bien…
Volverás a encontrar mi corazón,
Volverás a encontrar su ternura acendrada.
Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas...
¿Sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos, sólo a la vuelta del camino…
Lo ves, todo está bien…
Volverás a encontrar mi corazón,
Volverás a encontrar su ternura acendrada.
Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas...
No llores si me amas...
Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo,
Si pudieras oír el cántico de los ángeles
y verme en medio de ellos.
Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos
los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso...
Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo,
Si pudieras oír el cántico de los ángeles
y verme en medio de ellos.
Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos
los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso...
Si por un instante pudieras contemplar como yo,
la belleza ante la cual las bellezas palidecen.
la belleza ante la cual las bellezas palidecen.
¡Como!...¿Tu me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme.
Cuando la muerte venga a romper las ligaduras
Como ha roto las que a mí me encadenaban,
Cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce,
Y tu alma venga a este cielo en el que te ha precedido la mía,
ese día volverás a verme.
Sentirás que te sigo amando, que te amé,
Y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis feliz,
Ya no esperando la muerte, sino avanzando conmigo,
Te llevaré de la mano por senderos nuevos de luz y de vida,
Cuando la muerte venga a romper las ligaduras
Como ha roto las que a mí me encadenaban,
Cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce,
Y tu alma venga a este cielo en el que te ha precedido la mía,
ese día volverás a verme.
Sentirás que te sigo amando, que te amé,
Y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis feliz,
Ya no esperando la muerte, sino avanzando conmigo,
Te llevaré de la mano por senderos nuevos de luz y de vida,
Bebiendo con embriaguez a los pies de Dios,
un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas
San Agustín escribió esto con muy buen criterio para consuelo de los mortales que echamos de menos a nuestros seres queridos.
Don José Trujillo nuestro querido párroco, añadió a su homilía estas frases; recuerdo como me confortaron tanto ésto, como toda la celebración del funeral.
Hasta ahora, casi siete años después, no he podido guardarlas en el blog que Enrique creó para plasmar recuerdos de amigos y familiares.
Era empezar a intentarlo y las lágrimas no me dejaban.
¡Me cuesta tanto vivir sin él!
Hoy, por si alguien todavía entra en él, aprovecho para agradecer a tantos buenos amigos las muestras de cariño que recibí y sigo recibiendo sobre todo a mi párroco que tiene presente a Vicente cada vez que me vé
Gracias ,Gracias ,Gracias
un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas
San Agustín escribió esto con muy buen criterio para consuelo de los mortales que echamos de menos a nuestros seres queridos.
Don José Trujillo nuestro querido párroco, añadió a su homilía estas frases; recuerdo como me confortaron tanto ésto, como toda la celebración del funeral.
Hasta ahora, casi siete años después, no he podido guardarlas en el blog que Enrique creó para plasmar recuerdos de amigos y familiares.
Era empezar a intentarlo y las lágrimas no me dejaban.
¡Me cuesta tanto vivir sin él!
Hoy, por si alguien todavía entra en él, aprovecho para agradecer a tantos buenos amigos las muestras de cariño que recibí y sigo recibiendo sobre todo a mi párroco que tiene presente a Vicente cada vez que me vé
Gracias ,Gracias ,Gracias
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